Las fotos venden casas y suena básico, pero es real; porque si una casa se ve bien en fotos, más gente se interesa.
Antes de tomar fotos, hay que preparar el espacio como si fuera a recibir visitas importantes. Abriremos cortinas, encenderemos luces y organizaremos todo para que el lugar se vea muy amplio y sobretodo acogedor. 
Unos pequeños detalles, como cojines bien acomodados o una plantita, pueden hacer maravillas. No obstante, quitaremos todos aquellos objetos personales, papeles, fotografías familiares y cualquier cosa que distraiga; mi idea es que la gente imagine la casa como suya, no como la de alguien más.
Si hay mesas, que estén despejadas o con una decoración ligera o simplemente un frutero bonito o una taza de café pueden dar un toque cálido sin sobrecargar.
En resumen; mejor posible, pero sin exagerar.
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